Daño Post-acuñación

El daño post-acuñación se refiere a cualquier alteración o degradación que ocurre a una moneda después de que ha salido de la Casa de la Moneda. A diferencia de los errores de acuñación, que son anomalías introducidas durante el proceso de fabricación, el daño de post-acuñación se adquiere a través del manejo, la exposición ambiental, o acciones deliberadas. Este daño puede variar desde pequeños rasguños hasta severas alteraciones, cada una afectando el valor estético y de mercado de la moneda de manera diferente.
El daño post-acuñación puede manifestarse de múltiples maneras, cada una con sus características e implicaciones. Comprender estas diversas formas es esencial para que los coleccionistas puedan evaluar con precisión la condición de sus monedas. Algunos tipos comunes de daño post-acuñación incluyen:
Rasguños y Abrasiones: Estas son marcas superficiales típicamente adquiridas a través del manejo o contacto con otros objetos. Los rasguños finos pueden ser apenas notables, mientras que los más profundos pueden restar significativamente la apariencia de la moneda.
Daño Ambiental: La exposición al aire, humedad, productos químicos, o temperaturas extremas pueden llevar a manchas, corrosión, o verdín (una patina verde). Estos cambios pueden alterar el color, textura, y atractivo visual general de la moneda.
Daño de Limpieza: Los métodos de limpieza inadecuados pueden dejar las monedas con una apariencia pulida o excesivamente brillante, lo que generalmente es indeseable. Una limpieza agresiva también puede resultar en rasguños, pérdida del lustre original, o incluso desgaste del relieve de la moneda.
Alteraciones Físicas: Esto incluye cualquier forma de modificación deliberada, como perforación, grabado, o doblado. Tales alteraciones son fácilmente identificables y suelen hacer que la moneda tenga poco interés para los coleccionistas serios, excepto en casos donde la modificación tiene significado histórico o cultural.